viernes, 15 de octubre de 2010

¿Por qué tenemos pesadillas?




 
¿Qué es exactamente una pesadilla?




Si has tenido alguna vez una pesadilla, no eres el único. Casi todos la tienen de vez en cuando, tanto adultos como niños. Una pesadilla es un mal sueño. Puede hacer que sientas miedo, ansiedad o enojo, pero no son reales ni pueden hacerte daño. 


Cuando duermes, tu cerebro sigue funcionando. Pasa por diversas fases de sueño, incluido el sueño REM (movimientos oculares rápidos). ¿Por qué le llaman así? Porque durante esta fase del sueño, tus ojos se mueven de un lado a otro mientras los párpados están cerrados. Durante el sueño REM, tienes sueños y, a veces, esos sueños pueden ser aterradores o tristes. 


Cada 90 minutos, aproximadamente, tu cerebro alterna entre el sueño no REM y el sueño REM. El tiempo que dura el sueño REM aumenta durante la noche en cada ciclo del sueño. Los periodos más largos de sueño REM ocurren en la mañana. Si te despiertas durante esta fase REM, será más fácil que recuerdes lo que estabas soñando. Es por eso que tus sueños ― y pesadillas ― más vívidos ocurren en las primeras horas de la mañana. 


Comoquiera que el cerebro es un órgano muy complejo sobre el que apenas llevamos un siglo de estudio, no se conoce el porqué de los sueños, aunque las más modernas teorías de la neurología del sueño apuntan a que éste tiene un importante papel en las funciones cognitivas más complejas, como la resolución de problemas, la memoria y el aprendizaje y que lejos de corresponder a actividades mentales aleatorias, se llevan a cabo procesos que mezclan recuerdos, percepciones sensoriales y emociones, de tal manera que lo que se persigue es la comprensión o asimilación de aquello que nos ocurre en el periodo de vigilia. 


Sea como fuere, el cerebro forma imágenes con el flujo de información que recibe merced al incremento de actividad en la fase REM y les intenta dar un significado coherente. Para ello las une en una especie de secuencia a la que llamamos sueño. 


Ahora bien, puede ocurrir que el sueño no sea agradable, es decir, que cause desasosiego e incluso temor. Entonces este sueño perturbador recibe el nombre de pesadilla. 


Las situaciones estresantes que se producen durante el día pueden convertir los sueños en pesadillas, buscando con ellas el cerebro una forma de liberar las tensiones diarias. Por ello los niños —sumidos en un continuo proceso de aprendizaje y adaptación— son tan proclives a padecerlas. 


Tener pesadillas es algo tan normal como tener un sueño erótico por ejemplo, pero un aumento reseñable en su frecuencia puede ser una señal de alarma de que algo no va como debiera, que nuestro cerebro se enfrenta, a nivel inconsciente, a una situación o problema que crea una tensión emocional de la que no puede librarse. Relaciones tormentosas, traumas psicológicos, drogas y problemas psiquiátricos suelen ser causa de pesadillas frecuentes y recurrentes. Aunque a veces son simples reflejos de una situación delicada a la que no queremos enfrentarnos y que, al evitarla, nos crea tensiones emocionales. En este caso, nada mejor que enfrentarse a ella y resolverla en uno u otro sentido para que las pesadillas desaparezcan.
   

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